Unidad Cristiana
"Mas no ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, / para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste." Juan 17:20,21
Hace unos días tuve una desagradable conversación de sobremesa, esas conversaciones que a uno lo dejan preocupado y pensando ¿por qué no aclaré este punto? Y una ligera y amarga sensación de no haber defendido la causa del Señor. Pero es que a veces las personas no quieren escuchar ni dan oportunidad para exponer otro punto de vista. Son de una personalidad cerrada, convencidos de tener la Verdad absoluta.
Tal interlocutor hizo un juicio extremadamente negativo de una Iglesia y de su fundador. Insistió en la motivación, según su perspectiva, económica de esa organización y la pintó de comercial, materialista y abusiva.
No pertenezco a esa organización, he leído lo suficiente sobre ella para conocer su doctrina, liturgia y administración; también conozco buenos y honrados miembros de ella, personas que creen en Jesucristo. Por cierto tienen una forma diferente a la mía de interpretar el Evangelio y lo viven de acuerdo a ello, pero eso no me faculta para denostarlos, juzgarlos y condenarlos.
En verdad es tan frecuente entre los cristianos hacer esto que da pena porque hiere el corazón de Dios y divide al Cuerpo de Cristo. Además deja una pésima imagen de los cristianos entre los ateos, agnósticos, libre pensadores y personas de religiones no cristianas.
Nos maldecimos entre nosotros, esto se llama "anatemizar"; tratamos de hereje al que no cree exactamente como creemos nosotros; decimos que tal iglesia u organización es una "secta" y nosotros somos la Iglesia verdadera, una secta es sencillamente una separación, el cristianismo fue en sus inicios una secta del judaísmo.
Si he nacido en un país católico lo más probable es que sea católico, como si alguien nace en un país de mayoría protestante de seguro será protestante o evangélico. Y si el católico un día se hace protestante o el evangélico se vuelve católico no está ofendiendo a su familia, ni siendo desleal con la Iglesia, ni alejándose dd Dios. No merece nuestro juicio ni rechazo, ya que ha tomado una decisión que es "personal".
No puede ser que nuestra fe se base en el descrédito de las demás Iglesias o en hablar mal de pastores, sacerdotes y líderes. Nuestra prédica no debe ser en torno a lo que nos diferencia de otras Iglesias, sino en torno a la Persona, testimonio y pensamiento de Aquel que oró al Padre por la unidad.
La estrategia del descrédito de otros para levantarme yo como el verdadero poseedor del verdadero Evangelio y la verdadera Iglesia, es arrogante, vanidosa y sin misericordia. Al hacerlo corremos el riesgo de que el Señor, al evaluarnos, nos diga como sentenció a la Iglesia de Laodicea:
"Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido y no tengo necesidad de ninguna cosa; y no sabes que tú eres un desdichado, y miserable, y pobre, y ciego y desnudo. Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas." (Apocalipsis 3:17,18)