La historia del profeta Ezequiel es sin duda una de las historias más asombrosas de la manifestación del poder de Dios. Un valle cubierto de huesos secos se transforma en un desafío a la fe para el profeta. Ezequiel 37:1-10
La mano de Jehová vino sobre mí, y me llevó Jehová en espíritu. Tenemos que estar «en Espíritu para ver las cosas como realmente son, tal como las ve Dios. Ahí es donde comienza el avivamiento
Ezequiel profetizó en Babilonia durante todo el período de su ministerio, que comenzó siete años antes de la destrucción de Jerusalén. El punto central de las predicciones de Ezequiel es la destrucción de Jerusalén. ▶ Comentario bíblico del Libro de Ezequiel
Toda la Escritura es dada por inspiración de Dios, y es útil para doctrina. En este capítulo tenemos una revelación del maravilloso amor y gracia de Dios.
Todas las almas pertenecen a Dios. Él es el Autor y Dador de la vida. Él es el Padre de los espíritus. Las almas son, en el sentido más profundo, espíritus, y deberían glorificar a Dios como el fin principal de su existencia.
La Palabra del Señor fue dulce en su boca, pero algo amarga en su operación práctica. Pero aunque había amargura en su alma al seguir la conducción del Espíritu, obedeció. Pablo se gloriaba también en las tribulaciones.
SU POTENCIA. Crecía en poder y en plenitud, aunque carecía de tributarios. Las corrientes de la tierra no pueden añadir nada al río de Dios. Venía a ser un río que no podía ser pasado vadeando, sino solo a nado.
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