GOZAOS EN EL SEÑOR. Bosquejos Bíblicos para Predicar Salmo 33:1-12
Existen abudantes razones por las que el pueblo de Dios debiera «Gritar de gozo en el Señor» (v. 1, Newberry). Es una bendita decisión dejar a los que dudan y unirse a los que así claman.
La fuente del gozo del creyente no está en el mundo, ni en sí mismos, sino en el Señor. Ellos cantan a él «un nuevo cántico» (v. 3), porque han sido hechos nuevas criaturas, que gozan de nuevos deleites. Se alegran en Jehová por:
I. Su Palabra. «Recta es la palabra de Jehová» (v. 4). Es lo preciso y adecuado para las almas y las vidas de los hombres, debido a su poder convertidor y alumbrador (Sal. 19:7, 8).
La Palabra de Dios es poderosa, porque por ella fueron hechos los cielos (v. 6). Es la simiente incorruptible que permanece para siempre.
II. Sus obras. «Toda su obra es hecha con fidelidad» (v. 4). Toda piedra por Él edificada es perfectamente vertical. Todas sus obras son perfectas.
Todas sus obras en gracia, así como en creación, son hechas en verdad. Él es un Dios justo y Salvador. Si Cristo es el camino y la vida, es asimismo la verdad. Ser salvos por la gracia no es ser salvos a expensas de la verdad, porque «la gracia y la verdad vinieron por Jesucristo» (Jn. 1).
III. Su misericordia. «De la misericordia de Jehová está llena la tierra » (v. 5). En todas partes, para todo el que tenga ojos para ver, se pueden apreciar las prendas de su misericordia.
Pero es en Cristo Jesús que esta maravillosa misericordia encuentra su más plena manifestación. Pero en la tierra, el atrio exterior de su templo, Él «hace salir su sol sobre malos y buenos, y… hace llover sobre justos e injustos » (Mt. 5:45). «De tal manera amó Dios al mundo» (Jn. 3:16).
IV. Su poder. «Tema a Jehová toda la tierra… Porque Él dijo, y fue hecho; Él mandó, y así fue» (vv. 8, 9). El hombre puede invalidar la palabra de Dios, pero Él nunca habla en vano. Lo que Él ha prometido, también puede llevarlo a cabo. El poder pertenece a Dios, y Él da poder a los cansados; por ello, alegraos en el Señor.
V. Su conocimiento. «Jehová frustra el plan de las naciones, y anula las maquinaciones de los pueblos» (v. 10). Supone un gozo para los hijos de Dios que Él sepa todo acerca de los deseos secretos de los impíos, y que Él atrape a los sabios en las astucias de ellos (1 Co. 3:19).
«Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien» (Gn. 50:20). Él puede santificar cosas adversas para el progreso del Evangelio (Fil. 1:12, 13).
VI. Su fidelidad. «El consejo de Jehová permanecerá para siempre; los designios de su corazón por todas las generaciones» (v. 11). Los pensamientos de Su corazón, revelados en su Palabra, permanecerán para siempre.
El hombre es famoso por sus «pensamientos vanos», pero tus pensamientos, oh Señor, son preciosos, porque son infinitamente grandes, buenos, verdaderos y fieles.
VII. Su gracia. «Bienaventurada la nación… el pueblo que Él escogió como heredad para sí» (v. 12). La gracia no es para Dios un pensamiento sobrevenido, sino que pertenece a su carácter eterno, constituyendo un atributo esencial de su naturaleza, porque nosotros hemos sido escogidos en Él antes de la fundación del mundo, y hemos sido ahora bendecidos con toda bendición espiritual en Cristo (Ef. 1:3, 4). La gracia que nos ha escogido nos será suficiente, por ello alegraos en el Señor; y otra vez digo, regocijaos.