JONÁS, ENOJADO. Bosquejos Bíblicos para Predicar Jonás 4:1-6
Hay una gran diferencia entre la mera obediencia y la armonía. Cada padre se da cuenta cuando un niño tiene que ser impulsado a obedecer, y cuando otro se deleita en ello, porque está en total armonía con los planes y propósitos de sus padres.
El hijo mayor de la parábola (Lc. 15) había sido obediente, pero no coincidía con el padre en hacer tanta fiesta por el pródigo que había regresado. Hay muchos cristianos como éste; obedecen por pura necesidad, pero no se gozan en la voluntad y en los propósitos de Dios. Así parece haber sido el carácter de Jonás. Obedeció en base de un poderoso sentimiento de deber, pero no había entrado gozosamente en toda la mente del Señor.
I. Su queja. «Pero a Jonás le disgustó eso en extremo, y se enojó», o, como se podría traducir, se enardeció, muy perplejo y excitado. Vio ahora lo que quizá no esperaba ver: Nínive en vestidos de saco y en oración.
Siendo que los asirios eran enemigos de Israel, probablemente estaba regocijándose en secreto ante la perspectiva de su caída. Es cosa muy fácil mezclar nuestros propios motivos egoístas con los propósitos de Dios, y traer confusión a nuestras propias almas. Es aquí donde miles están naufragando, estableciendo sus propias opiniones y pensando que Dios está obligado a conformarse a sus planes.
Quizá Jonás pensaba en su propio honor como profeta cuando se enardeció de tal manera. Él había estado clamando: «De aquí a cuarenta días, Nínive será destruida». Ahora que Dios iba a perdonar la ciudad, ¿qué pensarían de él como profeta? No servimos de mucho en el servicio del Señor hasta que estemos dispuestos a hacernos necios por Cristo.
A nosotros nos toca obedecer y confiar. Las opiniones formadas aparte de la Palabra de Dios traerán, más tarde o más temprano, el rubor de la confusión a tu rostro.
II. Su oración. «Y oró a Jehová.» Si el corazón de Jonás hubiera estado lleno de enojo contra el Señor, como podría orar? Nadie puede orar con ira en su corazón. Éste es el remedio para toda pasión no santa: ponte de rodillas. Es maravilloso cómo nuestros credos quedan corregidos en nuestras oraciones.
Obre tu corazón a Dios, y tus cosas torcidas quedarán enderezadas. En la oración de Jonás hay una revelación. Aquí tenemos la razón por la que huyó de Dios al principio. Dice él: «Por eso me apresuré a huir a Tarsis; porque yo sabía que tú eres un Dios clemente y compasivo».
Ésta es precisamente la misma razón por la que algunos de nosotros hemos huido a Él. ¿Qué significa aquí? Quizá esto: «Sabía que eres un Dios tan misericordioso que aunque yo profetizara su destrucción, Tú les perdonarías, por lo que mi predicación sería vana, y yo recibiría burlas por mis trabajos». Había mucho de bueno y de malo en Jonás, pero algo más se podría aprender de este:
III. Su testimonio. Su descripción del carácter de Dios es sencillamente magnífica. «Clemente y compasivo, tardo en enojarte, y de gran misericordia, y que te arrepientes del mal.» ¿Cómo podía él enojarse con un Dios así? Él es clemente al considerar la necesidad del pecador, y misericordioso para perdonar sus iniquidades.
Amigo mío, ¿puedes tú decir, como Jonás, «le conozco»? Él es lento para la ira. ¡Qué misericordia! Ésta es una era de apresuramiento y de excitación y de ir arriba y abajo. El diablo sabe que su tiempo es breve, y él está impulsando este mundo–«que yace en el maligno»–a una velocidad expresa. El diablo está siempre con prisas.
«Las ruedas de Dios muelen lento, pero muelen desmenuzando a muy pequeño.» Dios es lento para la ira, pero es pronto en perdonar. «Hay vida por una mirada.» Es por esta razón que algunos de vosotros, que habéis malgastado toda una vida en egoísmo y pecado, habéis sido preservados hasta el día de hoy.
«Dios es lento para la ira.» ¿Por qué menospreciáis una bondad tan grande, y gastáis la paciencia de Dios? ¡Ah! recordad que aunque Dios es lento para la ira, cuando Él golpee será el golpe del Omnipotente.
IV. Su insensata petición. «Oh Jehová, te ruego que me quites la vida; porque mejor me es la muerte que la vida.» ¿De veras? ¿Cómo lo sabes? Aquí tenemos otra vez una manifestación del yo. «Mejor me es.» Ah, sí, es la vieja historia: «Déjame que primero». Ésta es la mosca en el ungüento de mucho de nuestro servicio cristiano: «buscar lo propio».
Pero hay algo de fe mezclada con sus faltas. Si él sabía que sería mejor para él morir, es que tenía una buena esperanza para el mundo venidero. ¿Sería mejor para ti? Pablo dijo: «Partir y estar con Cristo es mucho mejor». Se precisa de fe para morir satisfecho, solo en medio de paganos.
V. Su vigilancia. «Y salió Jonás de la ciudad, y se sentó en el lado oriental de la ciudad, y se hizo allí una enramada». Hubiera podido aceptar la hospitalidad del rey, pero prefirió una enramada fuera de la ciudad.
«Moisés… escogió antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado» (cf. He. 11:25). Los que testifican contra el mundo no debieran vivir como el mundo. «Salid de entre ellos, para que no perezcáis juntamente con ellos».
El mandamiento a Lot fue: «No mires tras ti, ni pares en toda esta llanura; escapa al monte». Jonás se sentó en su enramada para ver qué sucedería con la ciudad. ¿Sabes tú algo acerca de esperar calmadamente para ver qué es lo que Dios hará? Es un tiempo solemne.
El médico ha desahuciado a aquel niño, la madre lo ha encomendado a Dios, y espera en silencio para ver lo que Dios hará. Hay momentos en la obra cristiana en los que no sabemos qué hacer. Tenemos que sentarnos como Jonás hasta que podamos ver lo que el Señor hará. Vale la pena esperar a Dios. Amados amigos, tened paciencia esperando a Dios. «Los que esperan a Jehová tendrán nuevo vigor» (Is. 40:31).
VI. Su gran gozo. «Preparó Dios una calabacera, y la hizo crecer sobre Jonás para que hiciese sombra sobre su cabeza, … y Jonás se alegró grandemente por la calabacera.» ¡Cuán rápidamente Dios puede volver nuestro dolor en alegría! Se cree que esta calabacera es el ricino o palmacristi, una planta trepadora, con anchas hojas del tamaño de una mano. Cada hoja podría recordarle la mano del Omnipotente.
¡Qué refugio, quedar cubierto con las manos de Jehová! No es de asombrarse que se sintiera feliz. Esta calabacera protectora era el don de Dios: una obra a propósito para un peregrino fatigado y abatido. ¡Cuán a menudo Dios ha suscitado una calabacera para nosotros en el día de la aflicción! Fue dada con un doble propósito. (1) Para ser sombra sobre su cabeza. (2) Para liberarle de su dolor.
¿No es esto lo que tú necesitas, refugio del peligro, y liberación del dolor interno? Esta calabacera suscitada por el Señor parece como una sombra pasajera de la Cruz. Aquí los pecadores hallan refugio de los rayos agostadores de la venganza divina y liberación de sus pecados y dolores.
Esta doble salvación la necesitamos todos. Cristiano, en tu día de aflicción siéntate bajo su sombra, y espera lo que Dios va a hacer. Inconverso, aquí tienes un lugar de reposo para ti, aquí tienes liberación de tu dolor. No importa cuán profunda sea tu necesidad, siéntate aquí y ce lo que Dios hará por ti. «Venid a mí todos los que estáis fatigados y cargados, y yo os haré descansar.» Él es «poderoso para salvar».