La Atracción de la Cruz. Bosquejos Bíblicos para Predicar 1 Corintios 1:18-31
La predicación, o mensaje, de la Cruz, es tratado en estos días de una manera muy similar a como Cristo mismo fue tratado en los días de su humillación y dolor. Los sabios de este mundo escarnecieron, y la dignidad oficial le negó. Por la predicación del Cristo crucificado, la Cruz sigue emitiendo su llamamiento.
I. A los que se están perdiendo es locura. Tiene que estarse hundiendo en la negrura de la desesperanza final aquel que cree que el método de salvación de Dios es «locura». También podría considerar locura esperar recibir luz del sol.
II. Para los que se salvan es poder de Dios. Para los que están siendo arrebatados del fuego, como tizones sacados del incendio, y librados del dominio del pecado, y trasladados al Reino de su amado Hijo, y que reciben la enseñanza de su Santo Espíritu y la satisfacción de su gracia es poder de Dios.
III. Para el judío es un tropezadero. El pobre judío, cegado por la incredulidad, ha estado tropezando sobre la Cruz desde que Cristo resucitó de los muertos. La Cruz de Cristo está justo en su camino. No puede sacarla de él.
Algunas de las cosas proclamadas por los profetas se han cumplido literalmente en la vida y muerte de este Hombre llamado Jesús, el Cristo (Is. 53), a quien ellos crucificaron. Como nación, seguirán tropezando hasta que miren a Aquel a quien traspasaron (Zac. 12:10).
IV. Para los griegos es locura. Los griegos buscan sabiduría, pero el mensaje de la Cruz, que es la materialización de la sabiduría de Dios, es «locura» para estos sabios según el mundo. Ciertamente que «lo insensato de Dios es más sabio que los hombres».
El mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría. Hay muchos, en nuestros propios días, como estos griegos, que están buscando anhelantes la sabiduría, y que sin embargo dejan de lado a Aquel que es sabiduría de Dios.
V. Para el cristiano, tanto si es judío como griego, Cristo, y Él crucificado, es el poder de Dios y la sabiduría de Dios. El Evangelio de Cristo es el poder de Dios para salvar hasta lo último de la necesidad humana, y la sabiduría de Dios para dar satisfacción hasta lo último de la búsqueda del hombre en pos de la verdad.
Conocer a Dios tal como Él se revela en su Palabra es ser hecho sabio para salvación. Nuestra visión de Cristo en relación con Dios puede ser algo maravilloso, pero la visión de Cristo en relación con nosotros su pueblo lo es más aún. Es con su cuenta que tenemos especialmente que ver. Porque por imputación de la Gracia Omnipotente Cristo nos es hecho por Dios:
1 «SABIDURÍA» PARA LA MENTE. La cualidad de ser sabio pertenece más al carácter que al pensamiento. Él nos ha dado capacidad para comprender cosas espirituales. Él puede llevarnos a abundar en esta sabiduría (Ef. 1:8), para que seamos llenos (Col. 1:9).
2 «JUSTICIA» PARA EL CORAZÓN. Esta justicia no viene por «obras de la ley», sino por imputación de la gracia. «Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia». Quedar justificado delante de Dios significa: «No ya yo, más Cristo».
3 «SANTIFICACIÓN» PARA LA OBRA. Separados, no como reclusos, sino como colaboradores juntamente con Él. Jesús dijo: «Y por ellos yo me consagro a mí mismo, para que también ellos estén consagrados en la verdad» (Jn. 17:19, gr.). No somos salvos del modo en que un tacaño guarda su dinero, sino como un padre sabio salva a su hijo, dándole capacidad para la obra de su vida.
4 «REDENCIÓN» PARA NUESTRA CERTIDUMBRE. Esta promesa bien puede alentar y dar confianza a nuestros corazones, que Él obrará nuestra liberación, tanto si es como peregrinos tentados y sometidos a prueba, o como guerreros por la verdad. «He aquí, yo estoy con vosotros todos los días».