I. Enseñanza satánica. «No moriréis». La personalidad del diablo está claramente implicada. No dice: «No hay Dios», sino que sugiere falta de sinceridad en lo que Dios dice, o que si lo que dice es cierto, no es un Dios de misericordia. Su gran propósito es siempre desfigurar el designio de Dios para con el hombre. Engaños del diablo.
II. Razonamiento carnal (Gn. 3:6). Ella vio, porque miró, y, juzgando por la apariencia, deseó, y cuando el deseo ya estaba alimentado, se convirtió en un acto deliberado: tomó. Luego, no satisfecha con tomarlo para sí misma, dio. El proceso puede haber sido algo como éste:
1) Prestando atención al tentador.
2) Olvidando las misericordias de Dios.
3) Mirando a la cosa prohibida.
4) Deseando que Dios no la hubiese vedado.
5) Dudando la palabra de Dios.
6) Creyendo la mentira de Satanás.
7) cediendo al gusto.
III. Obra presuntuosa. «Cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales» (Gn. 3:7). Sus ojos fueron abiertos. El pecado abre los ojos de los santos para ver su propia debilidad, mientras que ciega los ojos de los impíos. Esta es una vana tentativa de cubrir el propio ser pecaminoso. «El que encubre sus pecados no prosperará» (Pr. 28:13). ¿Por qué no confesar y recibir perdón? (1 Jn. 1:9).
IV. Ocultamiento culpable. «Se escondieron» (Gn. 3:8). Escondidos entre los árboles del huerto, entre las mismas bendiciones que Dios les había dado. Muchos todavía se esconden detrás de los dones de Dios mientras viven en pecado. La «voz de Jehová Dios» es siempre un terror a los malhechores. Es en vano que el hombre se oculte en un alejamiento de Dios. «¡Contigo me escondo!» El pecado siempre aparta de Dios.
V. Búsqueda divina. «¿Dónde estás tú?» (Gn. 3:9). Éste es el llamado de la gracia. Dios es siempre el primer buscador. ¿Cuándo hubiera Adán buscado a Dios? Esta pregunta divina:
1) Revela una gran compasión; éste es el Buen Pastor que busca a la oveja perdida.
2) Despierta convicción, al llevar a un profundo escudriñamiento del corazón.
3) Demanda confesión; sométete, y dilo todo a Dios.
4) Sugiere juicio, «¿dónde estás tú?» No hay modo de escapar de Él.
VI. Excusa vana. «La mujer que (tú) me diste... me dio» (Gn. 3:12). Su boca todavía no había sido tapada (Ro. 3:19). Dios justifica al creyente, no al jactancioso. Si los hombres ahora no echan la culpa del pecado a Dios, se acercan todo lo posible cuando culpan a las circunstancias. No hay excusa para dudar de Dios.
VII. Cubierta misericordiosa. «Dios hizo... túnicas de pieles, y los vistió» (Gn. 3:21). Lo mejor que pueda hacer el hombre nunca cubrirá su desnudez a los ojos de Dios. Estas túnicas de pieles sugieren sacrificio. Es muy importante recordar que la expiación significa cubrir.
La cubierta de Adán era la de otro, sustitución. Era algo hecho y dado por Dios, la justicia de Dios, que es para todos los que creen, y sobre ellos.

