Pan del Cielo. Bosquejos Biblicos para Predicar Éxodo 16
Hay en este capítulo riquezas inescrutables, debido a que está tan lleno de Jesucristo. Lo mismo que Él, el maná era
1) de origen divino; 2) indispensable; 3) inmerecido; 4) apropiado; 5) suficiente; 6) satisfactorio; 7) gratuito. Examinando todo el capítulo, observamos:
I. La depravación del hombre. Murmuraron «contra Moisés» (v. 2), «contra Jehová» (v. 7). Consideremos lo que Él había hecho por ellos.
Como el hijo pródigo amaban más los dones que a quien los daba.
«Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente, … no hay en Él cosa sana» (Is. 1:5, 6).
II. La misericordia de Dios. «Yo os haré llover pan del cielo» (v. 4). Asombrosa gracia,
«llover» pan ¡sobre murmuradores! ¿Por qué no hacer llover fuego y azufre?La gracia se deleita en derramar bendición sobre los no merecedores (Ro. 5:8). «Se deleita en misericordia.» Su propio brazo nos ha traído salvación. «Dios es amor», y de las profundidades de su propia bondad infinita brota el río de poder salvador. Es del cielo que debe venir el pan de vida. No se fabrica en la tierra.
III. Abundancia de suministro. «Un gomer por cabeza» (v. 16). El maná que caía del Cielo era suficiente para cada uno en el desierto. En Cristo Jesús, como don de Dios, hay suficiente para cada hombre. Él «gustó la muerte por todos» (He. 2:9).
Su sangre expiatoria es suficiente para «todo el mundo» (1 Jn. 2:2). Sí, «un gomer por cabeza». ¿Qué estamos haciendo para llevar a cada hombre enfermo y perdido su gomer de bendición del Cielo? Como en el milagro de los panes, así es con el pan de vida. Después que multitudes han sido llenas con Él se verá en la resurrección que había de sobra. La expiación de Cristo, como «los pedazos que quedaron», tendrá su relato que contar.
IV. Necesidad de apropiación. «Y lo recogían» (v. 21). El maná era enviado desde el cielo, pero no caía dentro de sus gargantas.
(1) Tenía que ser RECOGIDO. Dios ha entregado libremente a su Hijo a la muerte por todos nosotros, pero este don tiene que ser recibido de una manera concreta (Jn. 1:12). (2) Lo recogían CADA MAÑANA. Era pan diario: la confianza en Cristo debe ser ejercida a diario. (3) Recogía cada uno según LO QUE HABÍA DE COMER. Algunos podían recibir más que otros. «Conforme a vuestra fe os sea hecho» (Mt. 9:29). Recuérdese la bienaventuranza de los hambrientos en Mateo 5:6.
V. La frustración de la incredulidad. «Algunos… salieron en el séptimo día a recoger, y no hallaron» (v. 27). Es el colmo de la insensatez esperar encontrar el don de Dios cuando Dios dice que no será hallado (v. 25). Los hijos de estos infieles israelitas siguen con nosotros aún, los que esperan a recibir la salvación después que haya pasado el día de la gracia. Hay un tiempo que es demasiado tarde (Mt. 25:12; Lc. 16:25). «He aquí AHORA el tiempo favorable.»
VI. La vida de la fe. «Comieron los hijos de Israel maná cuarenta años, … hasta que llegaron a los límites de la tierra de Canaán» (v. 35). El pan que los salvó fue el pan que los guardó vivos durante toda su peregrinación por el desierto. «Yo soy el PAN VIVO (dador de vida)... ; si alguien come de este pan, vivirá para siempre» (Jn. 6:51; ver v. 35). Creían que el pan del mañana vendría con la necesidad del mañana. «Fiel es Dios que prometió.» «Bástate mi gracia.» «Porque Él vive, nosotros viviremos.» «Cree tan solo.»