tu palabra es una lámpara Bosquejos bíblicos para predicar del Salmo 119:105
Una luz es, sin lugar a dudas, de ningún género, adaptada y apropiada para cada edad. Ninguna luz moderna puede igualarla. Es, como dice Pollock, «Aquella lámpara que ha sido enviada del Trono Eterno». Es:
I. Una lámpara para la lectura. Una lámpara para leer la mente y los pensamientos de Dios, y también para leer nuestros propios corazones.
II. Una lámpara para calentar. Un resplandor incandescente que arde como un fuego en los huesos (Jer. 20:9).
III. Una lámpara para l viajero. Una lámpara para mis pies, y una luz para mi camino. Es igualmente útil para cada país y clima.
IV. Una lámpara de minero, apropiada para el más profundo hoyo de pecado, y para los más tenebrosos lugares de trabajo y servicio. A prueba de la negra niebla del corazón malvado.
V. Una lámpara de seguridad. El descubrimiento de Sir Humphrey Davy no ha disminuido en absoluto su importancia.
Puede emplearse en los lugares más peligrosos. El metano del mundo no tiene sobre ella ningún efecto dañino. No es solamente una lámpara de seguridad, sino, además, salvadora.
VI. Una lámpara de faro. Se mantiene en lo alto, y sus haces resplandecen sobre las negras aguas de un mundo necesitado. Descuidar sus advertencias es sufrir naufragio.
Es un foco reflector divino que resplandece en las tinieblas de esta tierra oscurecida por el pecado.
VII. Una lámpara nocturna. Lo suficientemente gentil como para resplandecer con su suave luz en la habitación del enfermo, trayendo la luz del cielo al corazón fatigado, e iluminando el empalidecido rostro con la eterna esperanza que es en Cristo Jesús Señor nuestro (Sal. 23).