El Sencillo Plan de Dios
Desde luego, hay incontables personas que no creen en la doctrina cristiana de la salvación y la vida eterna con Dios mediante la fe en Jesucristo. Millones de personas de diversas religiones creen en alguna forma de reencarnación.
Creen que morirán y después regresarán en otra forma, pero Dios dice en su Palabra que está destinado que el hombre muera una sola vez y después el juicio (véase Hebreos 9:27). Leí un poco acerca de la reencarnación como preparación para escribir este capítulo, y para ser sincera, me entristece que algunas personas decidan creer en este confuso engaño acerca de la eternidad.
Crea que Dios le ama, tiene un plan maravilloso para su vida
¿Es posible que las personas crean en la reencarnación simplemente porque no pueden enfrentar la muerte? Quizá sea un mecanismo de escape para ellas, pero no puedo evitar preguntarme cómo se sienten verdaderamente en el momento de la muerte.
O de hecho, ¿cómo se siente un ateo o un agnóstico, alguien que adora ídolos, cuando se enfrenta cara a cara con la muerte? El cristiano es el único que puede morir en paz; el cristiano incluso puede ser entusiasta en cuanto a ver el rostro de Dios.
Yo he dicho a menudo que me parece que sería mejor creer el evangelio que no creerlo, porque incluso si estamos equivocados (que no es el caso), no hemos perdido nada, pero si el incrédulo está equivocado, está destinado a la desgracia eterna.
Me alegra que la fe en el plan de Dios sea sencilla. De hecho, Dios dijo que debemos acudir como niños y simplemente creer lo que su Palabra enseña. Si cualquier persona lee la Palabra de Dios con su corazón en lugar de hacerlo con su cabeza, encontrará fe ahí. Dios nos da fe, y a nosotros nos corresponde dónde situarla.
Todo el mundo cree algo. Incluso la incredulidad es un tipo de creencia. ¿Por qué no hacer que lo que usted cree sea algo que producirá una vida buena, pacífica, gozosa y llena de esperanza? Crea que Dios le ama, tiene un plan maravilloso para su vida, y quiere librarle de todo temor, incluido el temor a la muerte