Si Arranca la Flor, no Tendrá Fruto
Dios es un Dios de estaciones. «Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora» dice Eclesiastés 3.1. Cosas muy diferentes ocurren en las distintas estaciones.
Dios tiene invierno. Es un tiempo de preparación, revelación y dirección. Es también la temporada de crecimiento de las raíces. Durante este tiempo Dios quiere establecer el fundamento apropiado en su vida. Pero en ese momento no hay cosecha.
Cuando usted entiende que Dios es un Dios de estaciones, se prepara a hacer lo debido cuando hay que hacerlo

Dios tiene primavera. Es el tiempo de sembrar, cuidar y nutrir. En otras palabras, trabajar duro. Dios quiere que trabaje según el plan. Pero no hay cosecha en la primavera.
Dios tiene verano. Este es un tiempo de gran crecimiento. En este tiempo la actividad, el interés y la gente empiezan a cercar la idea que Dios le ha dado. A pesar de toda la actividad del verano, existe una cosecha mínima. Entonces viene el otoño.
Esta es la época de la cosecha de Dios. Durante este tiempo se invierte en la cosecha más que en cualquier otro trabajo. Pero la mayoría de las personas nunca llegan al otoño. A menudo se quedan en el camino porque no saben en qué estación están.
Cuando usted entiende que Dios es un Dios de estaciones, se prepara a hacer lo debido cuando hay que hacerlo. Le inspira a perseverar hasta el otoño. La Palabra de Dios tiene razón en decir: «No nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos» (Gálatas 6.9).
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