Decido ser Feliz con Jesús
Jesús vino para que disfrutemos la vida. En la iglesia que tengo el privilegio de dirigir en Bogotá, Colombia, vivimos tiempos de alabanza increíbles. Nosotros decidimos exaltar a Dios con todo nuestro ser y con todo lo que la música tiene para ofrecer; además, tenemos un equipo musical muy creativo, con ministros que piensan en las personas y su deseo de celebrar con Dios, sin importar el género ni el estilo.
En mis páginas sociales suelo colgar videos de la alabanza de la iglesia. Alguna vez compartí uno de Lion Heart (así se llama nuestra red de adolescentes). Fue emocionante ver a estos muchachos brincar con ritmos electrónicos, agitando sus melenas y levantando sus brazos al cielo, en señal de rendición a Dios.
Sin embargo, me pareció inquietante que algunas personas comentaron los videos que subí con publicaciones como: “eso ya no es alabanza, parece una discoteca, no una iglesia”
Todavía medito en eso, porque, más que detenerme en los comentarios, creo que estas palabras revelan que muchos aún tienen la idea de que la alabanza tiene que ser con música triste, como cuando en una telenovela muere un protagonista; o también que debe ser aburrida, como si Dios quisiera que lo adoráramos bostezando y a punto de dormirnos.
El mensaje completo de nuestra fe no es solo la muerte de Jesús sino también su resurrección
¡Dios no es así!, él nos dio toda clase de música para entrar a su presencia y conectarnos con él. No todos saben que además de Pastor, soy músico: canto, toco guitarra y piano, siendo este último mi instrumento predilecto.
Y como buen amante de la música, todo lo que sea agradable al oído, armónico y con buen ritmo, me va a interesar. Debe ser por eso que alguna vez, estando en medio del tiempo de alabanza en otra iglesia, la banda empezó a cantar: “Celebrate good times, come on!”.
Recuerdo que lo estaba disfrutando hasta que me di cuenta de que era una canción secular de Kool and the Gang, banda de los años ochenta; y aunque las palabras son buenas porque es una canción en la que se nos invita a celebrar, yo también me dejé influenciar por el espíritu de los fariseos y empecé a juzgar, así como otros lo han hecho: “¿Cómo es posible que esa música esté en la casa de Dios?”, “El arca del pacto debe ser puesto sobre los hombros de los sacerdotes” y todos los argumentos que sacamos los cristianos cuando el espíritu religioso se apodera de nosotros.
Mientras juzgaba en mi mente, el Señor me habló al oído y me dijo: “Lo que no puedes hacer en la iglesia tampoco lo puedes hacer en otro lado”, es decir, no puedo tener una vida doble, si oír cierta música en la iglesia es pecado, entonces oír esa música en la casa también es pecado. Una vez más, Dios llevándome a ver que su perspectiva supera ampliamente la mía.
¿Dios quiere que disfrutemos la vida? La respuesta es: ¡por supuesto! Jesús dijo que él vino para que tuviéramos vida en abundancia1. El apóstol Pedro también nos recomendó refrenar la lengua de hablar el mal para disfrutar la vida.
Pero, uno de los versículos en los que la Biblia nos deja más claro que disfrutar la vida es un mandato es: “Gente joven: ¡la juventud es hermosa! Disfruten cada momento de ella. Hagan todo lo que quieran hacer, ¡no se pierdan nada! Pero recuerden que tendrán que rendirle cuentas a Dios de cada cosa que hagan”.
Y más adelante, sigue diciendo: “no hay nada mejor que alegrarse y disfrutar de la vida mientras podamos. Además, la gente debería comer, beber y aprovechar el fruto de su trabajo, porque son regalos de Dios”.
Aquí veo que Dios es el más interesado en que vivamos al máximo, disfrutando la vida a tope. Eso para muchos se traduce en palabras como vivir, amar, reír, cantar, bailar, soñar, jugar, comer, sonreír, apreciar, dar, el cielo en la tierra; y personas como esposa, hijos, familia, Dios.
Pero cuando pensamos en lo contrario, es decir, no disfrutar la vida, seguramente coincidimos en palabras como padecer, sufrir, soportar, aguantar, pelear, gritar, llorar, estar aburrido, triste o sentirse solo.
Pensé en enseñar acerca de disfrutar la vida cuando estábamos en Semana Santa y confieso que me pareció que no era el tema más apropiado, porque se supone que es “un tiempo de reflexión y recogimiento”, pero ¿será que sí?, ¿ganamos algo estando apesadumbrados recordando solo la muerte de Jesús sin detenernos acelebrar su resurrección?
Nuestra tendencia es pensar eso porque la religión siempre ha hecho más énfasis en la muerte de Jesús que en su victoria en la cruz, y eso es lo que el enemigo quiere que pensemos porque “ si Cristo no ha resucitado, entonces nuestra predicación es inútil y la fe de ustedes también es inútil”. Pero la buena noticia es que “ Dios levantó a Cristo de la tumba”.
El mensaje completo de nuestra fe no es solo la muerte de Jesús sino también su resurrección. En la celebración de la cena anunciamos la muerte del Señor hasta que él venga, pero al anunciar su muerte no resaltamos su humillación, su dolor, su vergüenza, sino su victoria, porque gracias a ella, podemos disfrutar la vida.