El Llamado de Dios
"Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí."
Isaías 6:8
El profeta Isaías escucha la voz de Dios preguntándose quién podrá ir en representación de Él en una misión que aún no explicita. Pero en verdad no habla en el término singular "Yo" sino en la forma plural "nosotros". Claramente es una conversación de la Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
No podríamos hacer una interpretación diferente, ya que la Teología Cristiana es clara en esto. Desde Génesis se nos habla de un Dios singular y a la vez plural, un sólo Dios en tres Personas:
"Entonces dijo Dios [singular]: Hagamos [plural] al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra." (Génesis 1:26)
Si revisamos otros llamados de Dios a diferentes hombres y mujeres en la Biblia descubrimos que siempre implican el reconocimiento del propio pecado y la posterior completa sumisión a Dios, como en el caso de Saulo de Tarso:
"y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. Él, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer." (Hechos 9:4-6)
No siempre llama el Señor a alguien que está en oración o se encuentra en un templo o realizando alguna actividad religiosa. La mayoría de los apóstoles fueron llamados por Jesús estando en sus trabajos:
"Andando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo Jesús: Venid en pos de mí, y haré que seáis pescadores de hombres." (Marcos 1:16,17)
Si a Isaías, el Señor le hizo tener una visión sobrenatural estando en adoración, a Moisés le habló desde una zarza en llamas, mostrándose como el Dios Todopoderoso y temible, que controla Su creación como Él quiere y ante el cual sólo resta someterse y obedecer:
"Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios. Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía.
Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema. Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí.
Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es. Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios." (Éxodo 3:1-6)
Pero sobre todo es la predicación de la Palabra de Dios la que obrará el llamado directo al corazón como aconteció con esta prosélita del judaísmo:
"Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía.
Y cuando fue bautizada, y su familia, nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad. Y nos obligó a quedarnos." (Hechos 16:14,15)
Hay distintos llamados que puede hacer el Señor en la vida de un cristiano: el llamado a la conversión, el llamado a un servicio específico, el llamado al ministerio, el llamado a una misión personal. Y usted ¿qué llamado ha recibido de Cristo?