LA BUENA LEVADURA
"Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad." 1 Corintios 5:8
El pecado es como la levadura que aumenta el mal. Esa es la vieja levadura, la nueva levadura es el Amor que hace crecer a las personas en sinceridad, verdad, alegría verdadera. Quiero esa levadura en mi vida, la del Evangelio del Señor. Amén
A a la fiesta que se refiere el Apóstol en esta carta es a la fiesta de la Pascua. Le dice a los corintios que se limpien de esa vieja levadura, esa antigua manera de vivir en que ellos viven, una ciudad llena de idolatría.
Les pide que sean parte de una nueva masa sin levadura. La "levadura" era la idolatría y la hipocresía: "Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros." (1 Corintios 5:7)
Les recuerda que Cristo es la Pascua de los cristianos, la que ya fue sacrificada por nosotros. Por tanto tenemos que celebrar la Pascua no con la vieja levadura, tampoco con malicia, con dobles intenciones en el corazón, sin arrepentirnos de nuestros pecados, sino con panes sin levadura, como es la masa, el matzá que comen los judíos en la celebración del Seder Pesaj la noche de la Pascua.
Les invita a ser ellos mismos panes de sinceridad y de verdad. Detengámonos aquí a analizar cuatro palabras que implican valores o cualidades; dos negativas y dos positivas: Malicia, maldad, sinceridad y verdad.
Malicia es la intención encubierta con que se dice o hace una cosa para beneficiarse en algo o perjudicar a alguien. David el Rey de Israel actúa con malicia cuando, para deshacerse del esposo de su amante Betsabé, lo envió al frente de batalla, en primera línea para que fuese muerto.
Tenía una intención encubierta al hacerlo: deshacerse de él y quedarse con su esposa. Fue el pecado de David, del cual luego se arrepintió, pero tuvo que cosechar el fruto de ese pecado duramente, con gran dolor, pues Dios perdona pero hace justicia.
Maldad es lo contrario de bondad; es una acción tendiente a dañar al prójimo en forma consciente. Satanás engañó a Adán y Eva, y los hizo desobedecer a Dios con el propósito de herir al Creador y destruir a la raza humana.
Siempre el diablo actúa con maldad, usando la mentira y la astucia, tocando y manipulando las debilidades del ser humano. Por eso la Palabra nos advierte: "Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo." (Efesios 6:11)
Sinceridad es la falta de fingimiento en las cosas que se dicen o en lo que se hace. Es una cualidad que todo cristiano debiera desarrollar y practicar, implica hablar verdad con nuestro prójimo, ser asertivos, aprender a decir no cuando corresponde. Sinceridad es transparencia y tiene como resultado la confianza del prójimo. Una persona sincera es confiable porque lo que expresa con sus labios es verdadero. Lo contrario de la sinceridad es la hipocresía.
Verdad es la adecuación entre una proposición y el estado de cosas que expresa; la conformidad entre lo que una persona manifiesta y lo que ha experimentado, piensa o siente. Si estamos en Cristo, Él es nuestra Verdad; por tanto nuestra vida debe expresar esa Verdad, estar en consonancia la acción con el pensamiento.
Si no practicamos las verdades de Cristo que están en el Evangelio significa que no andamos en la Verdad y por tanto no estamos en Cristo. Debe haber una perfecta relación entre nuestro pensamiento y nuestras actitudes para andar en la Verdad de Cristo, y para ello necesitamos cambiar el modo de pensar:
"No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta." (Romanos 12:2) Desechemos la vieja levadura de la idolatría, la hipocresía y la maldad; y vivamos de acuerdo a la buena levadura del Evangelio de Amor y Verdad.