El hombre advirtió que la mariposa forcejeaba duramente para poder pasar su cuerpo a través del pequeño agujero, hasta que llegó un momento en el que pareció haber cesado de forcejear, pues aparentemente no progresaba en su intento.
Parecía que se había atascado. Entonces el hombre, en su bondad, decidió ayudar a la mariposa y con una pequeña tijera cortó al lado del agujero para hacerlo mas grande y ahí fue que por fin la mariposa pudo salir del capullo. Sin embargo al salir la mariposa tenía el cuerpo muy hinchado y unas alas pequeñas y dobladas.
El hombre continuó observando, pues esperaba que en cualquier instante las alas se desdoblarían y crecerían lo suficiente para soportar al cuerpo, el cual se contraería al desaparecer la hinchazón. Ninguna de las dos situaciones sucedieron y la mariposa solamente podía arrastrarse en círculos con su cuerpecito hinchado y sus alas dobladas. La pobre mariposa nunca pudo llegar a volar.
Lo que el hombre en su bondad y apuro no entendió, fue que la restricción de la apertura del capullo y la lucha requerida por la mariposa, para salir por el diminuto agujero, era la forma en que la naturaleza forzaba fluidos del cuerpo de la mariposa hacia sus alas, para que estuviesen grandes y fuertes para luego poder volar.
La libertad y el volar solamente podrán llegar luego de la lucha. Al privar a la mariposa de la lucha, también le fue privada su salud y la posibilidad de volar. Por lo general son las luchas lo que necesitamos en la vida. Si Dios nos permitiese progresar por nuestras vidas sin obstáculos, sin lugar a dudas nos convertiríamos en personas que de forma espiritual, moral y emocionalmente estaríamos incapacitadas para vivir la vida. No podríamos crecer y ser tan fuertes como podríamos llegar a ser.
El propósito que tengo en mente con este mensaje, no es convencerlo de que comience a disfrutar del dolor y de la angustia que traen consigo las pruebas. Por el contrario, lo que busco es que usted entienda que Dios tiene un objetivo bueno, cada vez que envía o permite pruebas en su vida.
Por favor abra su Biblia en el libro de Santiago capítulo uno y vamos a leer desde el verso 1 al 12. Santiago 1 comenzando desde el versículo uno dice así:
“1 Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que se hallan dispersas por el mundo: Saludos. 2 Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas, 3 pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia. 4 Y la constancia debe llevar a feliz término la obra, para que sean perfectos e íntegros, sin que les falte nada. 5 Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie. 6 Pero que pida con fe, sin dudar, porque quien duda es como las olas del mar, agitadas y llevadas de un lado a otro por el viento. 7Quien es así no piense que va a recibir cosa alguna del Señor; 8 es indeciso e inconstante en todo lo que hace. 9 El hermano de condición humilde debe sentirse orgulloso de su alta dignidad, 10 y el rico, de su humilde condición. El rico pasará como la flor del campo. 11 El sol, cuando sale, seca la planta con su calor abrasador. A ésta se le cae la flor y pierde su belleza. Así se marchitará también el rico en todas sus empresas. 12 Dichoso el que resiste la tentación porque, al salir aprobado, recibirá la corona de la vida que Dios ha prometido a quienes lo aman”
En primer lugar la Biblia nos está asegurando que las pruebas son inevitables. El verso dos dice, "Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas" Observe que no dice "Hermanos “si” os halláis" No necesitamos preocuparnos acerca de cuando llegarán o cuando se alejarán las pruebas. Pedro, escribió en su primera epístola capítulo 4 verso 12 lo siguiente: "Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese"
En segundo lugar, Santiago nos advierte acerca del tipo de pruebas que podemos esperar, él las describe como "diversas" esa palabra, en su original significa que las pruebas pueden ser de todo tipo y tamaño. Pueden ser pruebas de salud personal, o de algún ser querido o cercano a nosotros; pueden ser de carácter económico, o de trabajo, en la escuela, en nuestras relaciones familiares, con el cónyuge, etc. Pueden ser pruebas a nivel de nuestras relaciones interpersonales o de nuestro desarrollo como personas. Pueden ser pruebas de carácter espiritual. Las pruebas vienen en todas medidas, todos los colores y en todo grado de intensidad.
En tercer lugar la Palabra de Dios dice que las pruebas poseen un propósito. Los versos tres y cuatro dicen, "3 Sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. 4 Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna."
a)- Las pruebas tienen un propósito, pero antes de que podamos ver ese propósito necesitamos dejar de verlas como molestias u ofensas y comenzar a verlas como exámenes diseñados especialmente por Dios para fortalecer nuestra fe. En vez de considerar a las pruebas como enemigas que tratan de destruir nuestra vida, debemos verlas como instrumentos de Dios para producir las circunstancias que necesitamos para crecer espiritualmente.
b)- Dios no está interesado en torpedear nuestra fe con las pruebas. Lo que Él desea queda perfectamente claro cuando entendemos el significado de la palabra "prueba" en la expresión del verso 3, "la prueba de vuestra fe". Esa palabra viene del griego "dokimos", que significa "aprobado o aprobada". Es una palabra que se encontraba en la parte del asiento de muchas piezas de alfarería desenterradas por los arqueólogos en el Oriente. Ese sello significaba que la pieza había pasado por el fuego sin quebrarse, sin fracturarse, que había resistido; había sido aprobada. Dios desea ayudar a esos vasos de barro creados a Su imagen, que somos nosotros, a madurar en el horno de las pruebas y pasar por estas experiencias sin rompernos, sin siquiera una fisura, a fin de ser "probados y aprobados".
c)- El principal propósito de Dios en toda prueba es el de generar "resistencia en nosotros". El sello de aprobación de Dios es puesto solamente en aquellos que han perseverado, que han pasado la prueba que Él ha enviado. El soportar esas pruebas es lo que nos lleva a la madurez, a ser "perfectos y cabales", que es el propósito de Dios.
Todo esto es lo que la Biblia nos dice acerca de la naturaleza de las pruebas. Ahora bien, la mayor parte de la experiencia humana nos dice que las pruebas nos ahogan, nos hunden y es por eso que Dios por medio de Su Palabra procede a darnos consejos prácticos que nos hablan de cual debe ser nuestra actitud cuando nos hallamos en diversas pruebas.
En su libro "La búsqueda del hombre en pos de significado", el Dr. Víctor Frankl habla acerca de su experiencia como prisionero en los campos de concentración Alemanes durante la Segunda Guerra Mundial y él dice:
«"Un hombre puede ser desposeído de todo, excepto de una cosa,
la última de las libertades humanas: La habilidad para escoger la actitud
que adoptará en cualquier circunstancia que se encuentre…
a esto el Dr. Frankl le llama: La capacidad que todo ser humano tiene
Para decidir su propio comportamiento"»
Las pruebas pueden despojarnos de todo excepto de nuestra actitud hacia ellas. Volvamos por unos momentos a los versículos que acabamos de ver y consideremos tres elementos claves que conforman la actitud que Dios desea que escojamos cuando atravesamos circunstancias desagradables en nuestra vida.
1. Santiago exhorta "Tened por sumo gozo..." La actitud mental del cristiano cuando se enfrenta a la prueba debe ser positiva. Obsérvese bien que Santiago no está diciendo que las pruebas son fuente de gozo; uno no puede ni debe negar el dolor ni la tristeza que se llega a sentir en medio de la prueba. Lo que Santiago dice es que debemos "estimar, considerar, tener por sumo gozo"; es decir, debemos verle el lado positivo, el lado amable, como algo que puede resultar al final en nuestro total beneficio.
2. Luego agrega "sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia" ¿Cómo puede un cristiano ser positivo y tener como algo gozoso el hecho de estar pasando por una prueba? Podemos porque sabemos que las pruebas son diseñadas especialmente por Dios para sacar a relucir lo mejor de nosotros. Sabemos que las pruebas tienen un propósito y que no estamos siendo simplemente víctimas de las circunstancias. El fuego del horno no tiene el propósito de quebrarnos, sino de solidificar y fortalecer nuestro carácter.
3. Y el tercer término clave lo encontramos en el verso 4, en la expresión "tenga la paciencia su obra completa". La palabra "tenga" en su original quiere decir que se "permita" a la paciencia completar su obra. Esto habla de cooperar, que de forma voluntaria nos sometamos a la prueba, permitiéndole que haga su trabajo en nosotros, que se completen las lecciones que vino a enseñarnos. Por las misericordias de Dios le suplico mi amado hermano que no interrumpa el proceso que producirá madurez en usted.
Muy bien; dicho esto, hagamos un recuento de lo que hemos hablado hasta ahora, hemos observado lo que la Palabra de Dios nos enseña acerca de las pruebas, y además cuales son sus instrucciones para enfrentar y sacarles el mayor provecho. No obstante, a muchos cristianos hoy en día sus problemas los siguen abrumando.
¿Sabe usted por qué?
Todos conocemos por experiencia personal perfectamente bien lo que significa reprobar en un examen. Piense en algún problema que tuvo recientemente; tal vez fue una discusión con su cónyuge o con el jefe. Si lo analiza detenidamente se dará cuenta que todo comenzó cuando usted dejó que una cosa sin importancia creciera y se convirtiera en una discusión agria en la que terminó elevando la voz o diciendo algo que realmente en situaciones normales usted nunca diría.
¿Por qué es tan fácil para muchos hijos de Dios perder el control en medio de las pruebas? Como creyentes que dicen ser deberían saber muy bien que la palabra de Dios nunca se equivoca porque la Biblia es verdad de tapa a tapa y Dios en ella nos asegura que “El dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman” (Romanos 8. 28) Y si esto es así ¿Por qué no podemos cooperar con Dios en la prueba hasta que El termine de hacer lo que tiene que hacer en nuestras vidas? Recuerde que lo único que se podría llamar verdadero éxito en la vida de un creyente es llegar a hacer y ser lo que Dios en su santa y perfecta voluntad quiere que sus hijos seamos y hagamos.
Teniendo esto en mente permítame hablarle ahora de las dos razones más comunes por las cuales muchas veces salimos derrotados en las pruebas:
1. En primer lugar tenemos la falta de sabiduría. Cuando vienen las pruebas, especialmente los "exámenes sorpresa" es posible que no estemos preparados para manejarlos. Pero no necesitamos quedarnos paralizados, condenados al fracaso. Santiago dice que debemos orar pidiendo ayuda. "Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada."
La sabiduría que se menciona aquí está directamente relacionada con las pruebas; no es sabiduría, en un sentido general. Santiago se está refiriendo aquí a la capacidad de ver la prueba desde la perspectiva de Dios. Sin esta clase de sabiduría, la capacidad de perseverar no estará a nuestro alcance y la meta de la madurez jamás será alcanzada.
2. La segunda razón por la cual fracasamos frente a las pruebas es la falta de Fe. Dice el texto bíblico, en los versos del seis al ocho: "6 Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar , que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. 7 No piense, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. 8 El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos."
Santiago no se refiere a la fe salvadora; él está hablando aquí de una fe que sustenta y libera, la fe que nos ayuda a vivir como debemos, que implica el entregarse completamente a Dios y a los propósitos que Él ha integrado a las pruebas que nos ha enviado. El verso ocho nos da un nombre para aquella persona a la que la sabiduría no parece entrarle: se le llama "un hombre de doble ánimo". Una expresión así describe a la persona que quiere hacer lo que él quiere y lo que Dios quiere al mismo tiempo. El problema es que los deseos de ambos no coinciden. Esta persona, en el fondo de su corazón, aún tiene reservas respecto de si entregarse o no a la voluntad de Dios.
Déjeme ilustrarlo de la siguiente manera: Supongamos que un hombre cree que ama a una mujer y quiere casarse con ella; el problema es que ella no es creyente. ¿Cómo se hace para ajustar lo que Dios quiere y lo que uno quiere? Simplemente no es posible. La única solución posible es alterar y adecuar esta situación a la voluntad de Dios. Dios no es quien tiene que cambiar o ceder, somos nosotros los que debemos hacerlo.
En otras palabras – Dios es Omnisciente – y todo lo que El ha decidido es perfecto. Retomemos la ilustración que acabo de darle, por más enamorado y decido que esté un hijo de Dios en casarse con una persona no creyente, no por eso Dios cambiará su pensamiento y decisión sobre el tema de que un creyente nunca debe unirse en matrimonio a un no creyente.
Usted no tiene idea de cuantos cristianos han pasado por esta situación. Creyentes que no fueron capaces de sufrir la prueba de no unirse en matrimonio con una persona no cristina. ¿Cuál fue el resultado en todos los casos? Lidiar con matrimonios muy difíciles, terminar alejados de Dios y en algunos casos lo antes nombrados, mas un divorcio. No quiero sonar trágico, pero si no hay escape al sufrimiento es preferible que nos duela renunciar a algo o a alguien que no se ajusta a la voluntad de Dios, a tener que sufrir los resultados de la falta de sabiduría y de fe. Recuerde, Dios no sólo es su Padre Amoroso, también es su Padre proveedor para cada una de sus necesidades.
Dios en su amor a provisto de todo lo que usted necesita, Romanos capítulo 8 verso 32 dice lo siguiente: “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con El, todas las cosas?” (Romanos 8. 32) –Por demás está decir que la fase “todas las cosas” no se refiere a todo lo que se nos antoje, sino a todas las cosas que necesitamos para cumplir su voluntad.
Ahora bien, posiblemente usted se esté preguntado ¿Qué gano yo con adecuarme a la voluntad de Dios y decidir obedecer las instrucciones de su Palabra?
Para responder a esa pregunta me gustaría que leamos lo que dice le verso 12, "Bienaventurada la persona que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman." –En otras palabras Dios bendecirá su vida con felicidad y lo premiara si así lo hace.
Veamos la primera promesa que es la de la felicidad, indicada por el término "bienaventurado", que se traduce como "cuán feliz es..." Pero antes de continuar déjame advertirte de algo, esta clase de felicidad es imposible si dependemos de las circunstancias, pero es perfectamente posible si dependemos del Señor en todas las circunstancias. Depender de las circunstancias es igual a decir, "Yo seré muy feliz si consigo el aumento que le estoy solicitando a mi jefe, o si puedo ir de vacaciones este verano". "Yo seré muy feliz si consigo ese puesto al cual he aplicado, o si logro comprar un auto y una casa nueva."
Pero mi amado, la pregunta es esta ¿Qué pasa si no se dan esas circunstancias? Por lo general la vida de muchos se torna un tanto desagradable y la ausencia del gozo y de la paz comienza a ser evidente. Mi amado lector, depender del Señor es una actitud totalmente diferente; es cuando uno dice: "Si Dios quiere haré esto, o aquello, y lo haré para su honra y gloria. –Pero si Dios no quiere–, yo le seguiré sirviendo igual, con todas las fuerzas que me queden"
La segunda promesa que encontramos al adecuarnos a la voluntad de Dios es la "corona de la vida". Santiago no se refiere a una corona que habremos de recibir cuando lleguemos al cielo; él se refiere a una vida plena que se disfruta aquí y ahora. Una vida que encuentra su propósito al vivirse sirviendo al Señor, creciendo espiritualmente y obedeciendo la voluntad de Dios. Muchos ni siquiera pueden imaginar que feliz se es, viviendo de esta forma.
CONCLUSIÓN
Las pruebas tienen el propósito de hacernos crecer espiritualmente. Según la Biblia la actitud correcta ante la adversidad es el sumo gozo, lo cual no es una reacción emocional, sino una deliberada e inteligente evaluación de las circunstancias desde la perspectiva de Dios.
Tenemos la responsabilidad de ver las pruebas como un medio para el crecimiento emocional, moral y espiritual. Uno no debe gozarse de las pruebas en sí mismas, sino de los resultados que producirán en nosotros. Para terminar quiero dejarles este pensamiento: “Si bien es Dios Quien elige las pruebas que nosotros tendremos que experimentar; somos nosotros, quienes elegimos con que actitud las vamos a enfrentar”