Aclamad con júbilo al Dios de Jacob. Es de lamentar que las consideraciones sociales impidan a los miembros que canten los himnos a todo pulmón. Por nuestra parte nos deleitamos en las explosiones de alabanza, y preferimos voces no entrenadas en las reglas artísticas que canten de todo corazón con toda la congregación al unísono.
Título y tema: «Salmo de Asaf». Este poeta del templo actúa aquí como predicador de la corte y la magistratura. Los que hacen algo bien, pueden hacer bien otra cosa; el que escribe buenos versos no tiene por qué no ser capaz de predicar. ¡Qué predicación habría sido la de Milton si hubiera subido al púlpito, y si Virgilio hubiera sido un apóstol! C. H. S.
Título: «Salmo de Asaf». Ésta es la última ocasión en que encontramos a este elocuente escritor. Asaf, el vidente, se da cuenta de los serios peligros que resultan de las poderosas naciones confederadas, pero su alma sigue fiel a Jehová, en tanto que como poeta predicador alienta a sus paisanos a la oración por medio de su sagrada lírica. C. H. S.
No es muy importante saber cuándo fue escrito este Salmo, o quién lo escribió; a mí me parece que exhala el perfume davídico; se desprende de él la fragancia de las hierbas aromáticas de la montaña y los lugares solitarios y desérticos en que el rey David tuvo que residir con frecuencia durante sus muchas guerras.
Tema y ocasión: Es la oración de un patriota en favor de su país que se halla postrado, en la cual pide al Señor las antiguas misericordias y por medio de la fe prevé días más alegres. Creemos que lo escribió David, aunque muchos lo ponen en duda.
Título: «Oración de David.» Tenemos aquí uno de los cinco Salmos titulados «Tefilás», u oraciones. Este Salmo consiste en alabanza así como en oración, pero cada una de sus partes es dirigida directamente a Dios de tal forma que puede ser llamado apropiadamente «una oración».
Tema y división: Este cántico es en honor de Sión, o sea, Jerusalén, y trata del favor de Dios a esta ciudad entre las montañas, las profecías que la hicieron ilustre, y el honor de haber nacido en ella.
Título: «Cántico o Salmo para los hijos de Coré.» Esta triste queja no produce la impresión de un Salmo, ni podemos concebir cómo puede ser llamado con un nombre que denota un canto de alabanza o de triunfo; con todo, quizá fue intencional llamarlo así para mostrar en qué forma la fe «se gloría también en las tribulaciones».
Hemos llegado al majestuoso Salmo del Pacto, que, según la ordenación judía, es el último del tercer libro de los Salmos. Es la expresión del creyente en presencia de un gran desastre nacional, en súplica a Dios, presentando el gran argumento de los acuerdos del pacto y esperando liberación y ayuda debido a la fidelidad de Jehová. C. H. S.
Título: «Una oración de Moisés, siervo de Dios.» Se han hecho muchos intentos para probar que Moisés no escribió este Salmo, pero nosotros seguimos inconmovibles en la convicción de que lo escribió.
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