Anecdotas e Ilustraciones
Un ministro de Cristo, tenía un hijo rebelde y mundano que había resistido todos los llamamientos de su familia y de la iglesia para seguir los caminos del Evangelio. Por fin se hizo grumete para ver mundo. . . .
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Un ministro de Cristo, tenía un hijo rebelde y mundano que había resistido todos los llamamientos de su familia y de la iglesia para seguir los caminos del Evangelio. Por fin se hizo grumete para ver mundo. . . .
Anecdotas e Ilustraciones
En un viaje por el océano, una señora se puso tan enferma por el mareo que el médico le dijo que solamente el comer muchas naranjas podría restablecerla. La señora, en su debilidad dijo . . . . . .
Anecdotas e Ilustraciones
Hace unos cien años, vivía en Bristol un cristiano mercader, que era famoso por su generosidad con los pobres y sus éxitos en el negocio. La Providencia de Dios parecía sonreírle en todo. . . .
Anecdotas e Ilustraciones
Un ladrillero puso un anuncio que decía: “Se necesita un joven”.
Se presentó luego uno que preguntó:
¿Cuánto paga?
- Diez pesos por semanas y alimentos ---replicó el hombre. . . .
Anecdotas e Ilustraciones
Cuando estaba dirigiendo unos cultos de avivamientos en Egipto, cuenta el señor Stuart Holden, pregunté a un oficial del regimiento Highland cómo llegó a ser cristiano. . . .
Anecdotas e Ilustraciones
Una misionera daba una “instrucción bíblica” en un salón Hindú, cuando una de las demás asistentes se levanto rápida y salió. Pasando un instante volvió, se sentó y siguió escuchando, ahora con la máxima atención, las palabras de la extranjera. . . .
Anecdotas e Ilustraciones
Una niña enferma pidió a su enfermera que cuando muriese le pusiesen una Biblia en la mano.
- ¿Para qué quieres la Biblia?
- Preguntó la enfermera . . .
Anecdotas e Ilustraciones
El conde de Polignac debía muchos favores a napoleón, sin embargo le traicionó. Bonaparte ordenó su arresto, teniendo como base de prueba una carta en la cual el conde se comprometía en un complot político. . . .
Anecdotas e Ilustraciones
A una muchacha de doce años que se hallaba moribunda le pregunto a su madre:
-¿No temas a la muerte, hija mía?
- No madre, fue la respuesta de la gozosa muchacha.
- ¿En qué confías para no temer? . . .
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