Excluidos por Incredulidad. Bosquejos Bíblicos para Predicar Hebreos 3:19
«Y vemos que no pudieron entrar a causa de su incredulidad » (He. 3:19).
Los hijos de Israel fueron abatidos en el desierto porque no creyeron a su Palabra y no dieron oído a la voz del Señor (Sal. 106:24-26). Así como la incredulidad estorba al pecador de entrar en la salvación de Dios que es en Cristo Jesús, estorba asimismo a muchos del pueblo de Dios de entrar en la plenitud de la bendición: una vida satisfecha con Dios y victoriosa en su Nombre. No pudieron entrar a causa de su incredulidad.
I. No fue porque no conocieran la voluntad de Dios. Sabían que era la voluntad de Dios que entraran y poseyeran la tierra, pero perecieron fuera de ella. Él no desea que ninguno perezca.
Aunque muchos lo saben, permanecen sin embargo fuera de la promesa de vida que es en Cristo Jesús. Saben que Cristo murió por todos, pero se retardan y murmuran en el desierto de la incredulidad.
II. No fue por falta de evidencias del poder de Dios. Habían sido testigos oculares de muchas maravillas que Él había obrado: plagas de Egipto, el Mar Rojo, el maná del cielo, etc.
Desde luego que tenemos en los cielos arriba, y en la tierra abajo, y dentro del dominio del alma humana y del Libro Divino pruebas abundantes de la presencia y del poder de Dios para cumplir las promesas que Él ha hecho. Las cosas invisibles pueden ser entendidas, o hechas inteligibles, por las cosas que son visibles, por lo que no tienen excusa (Ro. 1:20).
III. No fue por falta de ver los frutos de la tierra. Les fueron mostradas las uvas y las granadas de la buena tierra (Nm. 13:26). Les fueron puestos delante de los ojos frutos que jamás podrían crecer en el desierto. Pero cayeron, por causa de su incredulidad. Los incrédulos, hoy día, no carecen de la misma poderosa evidencia.
Los frutos de la vida de Canaán, el amor a los enemigos, el gozo en el Espíritu Santo, la paz con Dios y la paz de Dios, son todos ellos frutos que no pueden crecer en la estéril tierra de la naturaleza. El fruto del Espíritu en la vida cristiana es una revelación a los de fuera «de la tierra buena y placentera» de su realidad y riqueza. Estos frutos pueden ser vistos en casi todas partes, y como no son el producto de la vida natural, son evidencias del poder de Cristo para salvar, santificar y satisfacer.
IV. No fue por falta de un deseo por algo mejor. No estaban satisfechos con su presente parte en el desierto. Sentían profundamente su necesidad de una heredad mejor y más permanente; anhelaban intensamente algo más que lo que tenían. Pero no entraron a causa de su incredulidad.
Es legión el nombre de los que se encuentran espiritualmente en la misma condición. Conscientes de su necesidad de una vida mejor y más satisfactoria, pero rehusando creer en la Palabra de Dios acerca de su Hijo. Esta «buena tierra» prometida les es ofrecida, pero no pueden entrar a causa de su incredulidad.
El corazón malo de incredulidad siembre busca su bien apartándose del Dios viviente (v. 12). La necesidad del corazón sólo puede ser plenamente suplida por una fe que entra en la promesa de Dios y reposa allí. «Cree, y verás.»