LA PÉRDIDA DEL ARCA DE DIOS. Bosquejos Bíblicos para Predicar 1 Samuel 4:1-11
«Mas mañana aparece el Poder Que hoy del todo perdido parece, Y el padecimiento reproductor Es un tesoro que vale el dolor» HOUGHTON
La captura del arca de Dios por parte de los filisteos fue el más duro golpe que jamás hubiera caído sobre la nación de Israel.
El corrompido estado del sacerdocio era culpable de este fracaso y desgracia nacionales. Hay una más estrecha relación entre la vida santa y la prosperidad nacional que lo que muchos parecen creer en nuestros días. Los filisteos, como enemigos del pueblo del Señor, están siempre agresivos cuando Israel está en una condición de recaída. Las concupiscencias de la carne prevalecen cuando el alma se aparta de la comunión de Dios.
I. Lo que significa el arca. Era el símbolo de la presencia de Dios. Era el trono sobre el que el Señor tenía su asiento, y desde el que regía y enseñaba a su pueblo (Éx. 25:22). Era también el propiciatorio, el medio por el que tenía comunión con Israel. Lo que el Arca era para ellos lo es Cristo para nosotros, el lugar de descanso, el medio de comunión, y el canal de revelación y bendición.
II. Cuando el arca fue sacada. Después de haber sido heridos delante de sus enemigos, dijeron: «Traigamos a nosotros de Silo el arca del pacto de Jehová… para que nos salve de la mano de nuestros enemigos » (v. 3).
Es bueno volver a Dios en el día de la derrota, pero ¿solo debemos buscar el favor y la ayuda de Dios solamente después que hayamos hecho lo mejor de nuestra parte para lograr el éxito sin Él? Puede ser verdad que «la extremidad humana es la oportunidad de Dios», pero ¿por qué debería venir la oportunidad de Dios sólo después de haberlo ignorado persistentemente hasta que nos vemos totalmente vencidos?
III. El temor de los filisteos ante el arca. «Cuando los filisteos… supieron que el arca de Jehová había sido traída al campamento… tuvieron miedo» (vv. 6-8). Y podían muy bien temer, si aquella arca representa la presencia de aquel Dios Omnipotente que hirió a los egipcios con plagas, y que obró tales milagros en el desierto en favor de su pueblo (v. 8). Si es así, al guerrear entonces en contra del pueblo de Dios se encontrarán luchando en contra del mismo Dios.
¡que pena que nosotros los cristianos nos olvidemos tantas veces de lo que los hombres del mundo recuerdan, que si Cristo está con nosotros se deberían hacer patentes poderosas obras, y que cuantas más veces nos identifiquemos con Él en nuestra obra y guerra, tanto más difícil y desesperada se muestra la propia condición de ellos! Los impíos siguen temiendo a un hombre lleno del Espíritu Santo. Bien saben ellos que para oponerse al tal tienen que reunir todo su valor y «ser hombres » (v. 9, cf. Lc. 16:8).
IV. La fe de Israel en el arca. «[El arca] nos salve de la mano de nuestros enemigos» (v. 3). Es evidente que su fe en el Dios invisible se había marchitado hasta venir a ser una reverencia supersticiosa hacia el arca material. Adoraban la forma, pero negaban el poder. El arca dejada de Dios (Sal. 78:60) era todo, mientras que Aquel que moraba en la eternidad no tenía lugar en sus corazones.
Si en lugar de decir «Traigamos… el arca» hubieran dicho: «Confesemos nuestros pecados y volvamos al Señor», indudablemente los habría salvado. La multiplicación de las formas en servicios religiosos no constituirá ninguna seguridad en contra del minado del enemigo. El Evangelio que no es en el poder del Espíritu de Dios es solo el Arca con la gloria ida.
Los filisteos de hoy son una gran fuerza contra el pueblo de Dios. Busquemos el Evangelio de Dios, pero cuidémonos de que nuestra fe no esté solo en la mera forma de las palabras, sino en el Dios del Evangelio. «El reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder» (1 Co. 4:20).
V. La captura del arca. «El arca de Dios fue tomada» (v. 11). El objeto de su confianza les fue arrebatado, para que su fe reposara solo en Dios. Aprendamos de esto
1 QUE HOMBRES IMPÍOS NO PUEDEN PRESERVAR EL PODER DE LA RELIGIÓN. Los disolutos y licenciosos hijos de Elí estaban encargados del Arca del Pacto (v. 4). ¡Qué asociación tan deshonrosa para Dios! ¿Es para asombrarse que la causa de Dios sea tornada en ridículo cuando hombres egoístas y carentes de principios se encargan de las cosas santas? Tienen que ser limpios los que llevan los vasos del Señor.
2 QUE EL SEÑOR NO PROTEGERÁ LAS FORMAS CUANDO EL ESPÍRITU SE HA IDO. No hay nada en un plato vacío que pueda dar satisfacción ni a Dios ni a los hombres. El espíritu farisaico está siempre dispuesto a contender en favor de lo externo y formal, porque está ciego para lo espiritual y eterno.
3 QUE EL PECADO SIEMPRE LLEVA A LA DERROTA. Si abrigamos iniquidad en nuestro corazón, el Señor no oirá. El pecado secreto de Acán atrajo vergüenza manifiesta para Israel. La desobediencia de Saúl llevó a que Dios se apartara de Él. «La paga del pecado es muerte» (Ro. 6:23).