LA SANTIDAD. Bosquejos Bíblicos para Predicar 1 Pedro 1:14-16
Sin duda alguna, el apóstol Pedro tenía Levítico 11:44 en mente al referirse a la santidad como lo hace aquí. Pero hay una diferencia. Guiado por el Espíritu Santo, cambia el mandato imperativo («Seréis santos») en una amante exhortación invitadora («Sed santos»).
I. El desagrado acerca de la santidad. El doctor Stuart Holden escribe así: «Recuerdo a un hombre que se dirigió a mí, diciendo que no le gustaba algo que se había dicho desde la tarima. Me dijo: “No acepto toda esta enseñanza acerca de la santidad y de la conformidad a Cristo. Estoy bien satisfecho con saber que soy salvo y que estoy de camino al cielo”.
Yo le tuve que decir: “Amigo mío, difícilmente puede ser este el criterio para juzgar de las cosas. ¿Que usted se siente satisfecho con saber que está salvo y de camino al cielo. ¿Pero está satisfecho Dios? ¿Es para esto para lo que murió Cristo?”. Y aquel hombre se quedó sin saber qué responder». El Obispo Moule dijo: «Quien está plenamente perdonado debe anhelar ser totalmente santo».
II. La necesidad de la santidad. Decía uno acerca de una mujer a la que admiraba, aunque no la conocía bien: «¡Esa mujer es sal de la tierra!». «Sí», contestó otro que la conocía mucho mejor, «¡Sal! … ¡es vinagre y tabasco y todo lo mordiente!». Éste es el triste significado de una bondad no atractiva. Un amigo llamaba a estas personas «Las gotas de vinagre del Señor». Tienen su papel, pero en ocasiones son una dura carga para otros.
III. La definición de la santidad. En un sentido, es indefinible. George Goodman observa: «No hay palabras que puedan describir la santidad, porque es conocida solo por los que se dan a Dios». Es bueno recordar esto, y observar que la mejor de las definiciones puede ser corta e imperfecta.
¿Qué es la santidad? «Es sencillamente una total conformidad, en las cosas grandes y pequeñas, a la Santa Voluntad de Dios; ser de una mente con Dios en todos los juicios de la mente, en todos los sentimientos del corazón, y en todas las manifestaciones de la vida, estando de acuerdo con la valoración que Dios hace de las cosas».
Thomas Carlyle dijo que holy, el término para santo en inglés, y heilig en alemán, significa también sano; nuestro término castellano «íntegro », todo de una pieza, sin un agujero, es un término que comunica una idea equivalente. No se podría conseguir una mejor definición de lo que es santo que lo que es sano, totalmente sano. «La santidad», dice George Goodman, «es tener una conciencia limpia por medio de la Sangre, y una vida conducida por el Espíritu por medio de la Palabra. Es tener el poder de Cristo reposando sobre uno, y ser feliz en la libertad que Él da».
IV. La condición de la santidad. Esto se indica en 1 Pedro 1:14 como obediencia: obediencia a todos los mandamientos y deseos conocidos de nuestro Señor. La obediencia a Él siempre conduce a la Sangre (1 Jn. 1:7).
V. El imperativo de la santidad. «Seréis santos» (Lv. 11:44). Law dice, en su obra Serious Call, «Puede que escojamos una vida casada o soltera, pero no se nos deja a nuestro albedrío si vamos o no a entrar en un estado de santidad, humildad, devoción y todos los demás deberes de la vida cristiana. Es nuestro deber dedicarnos a Dios en estos estados».
VI. El campo de la santidad. La santidad en la «conversación» (1 P. 1:15, RV), o en conducta (RVR77; la santidad incluso en pequeñeces. Alguien ha dicho: «Todo aquel que no tiene un cristianismo que santifique las pequeñeces tiene un cristianismo que no santificará las crisis de la vida».
VII. La posibilidad de la santidad. El mismo hecho de que Dios nos apremie a la Santidad aquí en su Santa Palabra debería ser totalmentesuficiente para establecer la posibilidad de la santidad. Sin embargo, y para que sirva de ayuda, obsérvese que la santidad está envuelta en Cristo. «Cristo por nosotros es toda nuestra paz delante de un Dios Santo; y Cristo en nosotros es toda nuestra fortaleza en un mundo impío.» «La santidad es a la vez un don y un proceso.» Es un buen don de parte de Dios en Cristo; es también un proceso que debe ser puesto en acción en la vida diaria.