LAS BANDERAS DE ISRAEL
Números 2
Las huestes de Israel fueron divididas por Jehová en cuatro campamentos, y cada campamento tenía su propia bandera. El orden en el que debían marchar cuando se movía la columna de nube fue también especificado claramente por el Señor.
Esta disposición tiene indudablemente un profundo significado moral. El orden no era ni por nacimiento ni por la fuerza numérica. Judá, que iba primero, era el cuarto hijo de Jacob, y el campamento que debía ir en último lugar era el segundo más grande.
Así como todos los vasos y sacrificios estaban llenos de significado espiritual, de la misma manera las varias posiciones en la gran marcha de la obediencia al llamamiento de Dios tiene asimismo sus lecciones espirituales para nosotros, que somos peregrinos y extranjeros con Él.
Quizá el significado de los nombres de los diferentes campamentos y su relación moral entre sí nos ofrezca una clave para la verdad, que pueda sernos de provecho. Tenemos:
I. La bandera de Judá. Judá iba primero (vv. 3-9).
Judá significa «Alabanza a Jehová» (cp. Gn. 29:35). Es desde luego lo más apropiado que el campamento de la alabanza conduzca en el camino.
La alabanza es quizá la primera señal de un alma verdaderamente en buena relación con Dios. Es solo cuando hemos aprendido nuestro propio estado mísero y culpable, y cuando por la fe nos aferramos de la misericordia y todo-suficiencia de Cristo que podemos alabar al Señor con un corazón sincero.
¿Podemos nunca llegar a progresar en la vida divina si no hemos tomado primero nuestro puesto bajo la bandera de la alabanza? Judá fue hecho el principal de sus hermanos, y de él descenderían reyes (Gn. 49:8-10). Los cristianos dados a la alabanza serán siempre príncipes entre el pueblo. El cetro del poder no se apartará de ellos. Alabad al Señor.
II. La bandera de Rubén. Este campamento venía inmediatamente después de Judá. Rubén significa «Ved el hijo».
Ved a uno en el pleno goce de la condición de hijo. Rubén, como hijo, trató de salvar la vida de José (Gn. 37:21), y ofreció a sus dos hijos como garantía por Benjamín. Después de la alabanza viene el testimonio de la verdadera condición de hijo, «ved al hijo».
¿Quién creerá que somos hijos de Dios si nuestras vidas no resplandecen con su alabanza? Si el espíritu de alabanza y de adoración llena tu corazón, entonces tú puedes esperar que otros tomen conocimiento de ello, diciendo, «ved al hijo». Además, los magnos y benditos privilegios de la condición de hijo sólo pueden ser adquiridos y disfrutados mediante un corazón agradecido y confiado.
Comienza a alabar, y tu testimonio como hijo será sentido y reconocido por otros. Conviene a los hijos de Dios clamar de gozo.
III. La bandera de Efraín (vv. 18-24). Efraín significa «doblemente fructífero ».
Un fruto abundante es el resultado seguro después de la alabanza y de la perfecta vida como hijo. No alabamos al Señor porque no damos fruto, en lugar de alabarlo para que seamos hechos fructíferos. Bajo Josafat, el pueblo de Judá «comenzaron a entonar cantos de alabanza», y fue entonces que el Señor dispuso emboscadas contra sus enemigos, y les dio la victoria (2 Cr. 20:22).
En nuestra incredulidad no estamos dispuestos a bendecir al Señor hasta que veamos, aunque el Señor ha dicho, «¿No te he dicho que si crees, verás?» Pero el camino hacia ser doblemente fructífero pasa por la apreciación plena de nuestros privilegios como hijos de Dios. La rama tiene que recibir de la vid su porción de rama. La feracidad siempre implica plenitud.
IV. La bandera de Dan (vv. 25-31). El sentido de Dan es juzgar.
Un juez es uno sentado con autoridad. Todos los contados en el campamento de Dan «irán los últimos» (v. 31).
El privilegio de juzgar viene en último término. ¿No está escrito que «los santos juzgarán el mundo »? ¿No deberán reinar con Cristo durante mil años? ¿Acaso no hemos de ser hechos reyes, así como sacerdotes para Dios? Y, ¿no se dice acaso que reinaremos sobre la tierra? Sí, tras Efraín viene Dan, después del fruto viene la exaltación y la recompensa (Lc. 19:17).
1 COMO PECADORES. Alabémosle por las grandes cosas que ha hecho por nosotros.
2 COMO Hijos Recibamos las grandes cosas que nos ofrece de continuo.
3 COMO SIERVOS. Demos fruto en la obra que Él nos ha dado.
4 COMO JUECES. Esperemos el honor que nos fue prometido.
Estas cuatro banderas son también sugerentes de:
1 El nacimiento de Cristo, con sus alabanzas angélicas.
2 La vida de Cristo, «He aquí el Hombre».
3 La muerte y resurrección de Cristo. Doble fruto.
4 El regreso de Cristo. Él juzgará a su pueblo.