La Imagen de Dios. Por John MacArthur
Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.
GÉNESIS 1.26
¿Qué significa la imagen de Dios? La palabra del hebreo que se traduce «imagen», tselem, proviene de una raíz que alude a un grabado. Es la misma palabra que se emplea al hablar de las imágenes hechas por el hombre (Éxodo 20.4). Casi parece transmitir la idea de que el hombre fue labrado conforme a la figura de Dios. Indica que en esencia Dios fue el modelo de la personalidad humana. Esto no es cierto para alguna otra cosa en el universo de espacio y tiempo.
Esto deja bien claro que la imagen de Dios es distintiva de la humanidad, describiendo algún aspecto de la naturaleza humana que no poseen los animales.
La imagen de Dios es ser persona, y la personalidad solo puede funcionar en el contexto de las relaciones.
Esto no se refiere a algún aspecto fisiológico o biológico. Está claro que no se trata de la forma en que lucimos como criaturas hechas de carne y hueso. Después de todo, «Dios es espíritu» (Juan 4.24) y «un espíritu no tiene carne ni hueso» (Lucas 24.39).
Queda claro que esto trata principalmente con los atributos morales del hombre: el ser conscientes de nuestra propia existencia, de la moral y de los demás seres humanos, pero en especial nuestra consciencia de Dios mismo.
Los animales son conscientes, pero no de ellos mismos y por esto no pueden establecer verdaderas relaciones personales.
Pero sobre todo, la imagen de Dios puede resumirse por la palabra personalidad. Somos personas. Nuestras vidas implican relaciones. Somos capaces de tener comunión. Somos capaces de amar a otras personas de manera semejante a como Dios lo hace. Entendemos la comunión. Tenemos una increíble capacidad para el lenguaje.
La imagen de Dios es ser persona, y la personalidad solo puede funcionar en el contexto de las relaciones.