Orar es Pasar Tiempo con Jesús | Andres Corson | Predica Cristiana
«Los miembros del Concilio quedaron asombrados cuando vieron el valor de Pedro y de Juan, porque veían que eran hombres comunes sin ninguna preparación especial en las Escrituras. También los identificaron como hombres que habían estado con Jesús» Hechos 4:13.
Cuando era niño se quedaban en mi casa personas que servían al Señor en diferentes lugares del mundo. Ellos nos hablaban de lo que Dios estaba haciendo en sus vidas, en sus iglesias y en sus naciones, nos contaban sus experiencias con el Espíritu Santo, milagros de sanidad y profecías que se cumplían.
Esas conversaciones marcaron mi vida, recuerdo que me iba a dormir feliz, sediento de Dios y deseoso por ver en Colombia milagros y promesas cumplidas también. Era evidente que esas personas «habían estado con Jesús».
Hoy en día hay personas que producen en mí un efecto muy distinto, por ejemplo envidia por todo lo que tienen; después de estar con ellos quiero tener, tener y tener… Con algunos me he sentido como poca cosa, como un fracasado, siento que no he hecho nada en la vida. Otros me apasionan por lo que les apasiona a ellos: el deporte, la música, los viajes, sus carros o sus celulares.
También hay algunos, que cuando estoy con ellos solo espero que se vayan rápido porque lo único que hacen es hablar mal, criticar o quejarse de la vida, del trabajo, de Colombia, de la iglesia, de la predicación, de la alabanza, de los predicadores, de los líderes, de otras iglesias, de todo… ¡Es como si apagaran la luz!
Por otro lado, hay personas que me inspiran a amar a Dios, a buscarlo, a servirle y a trabajar para su reino. Eso fue lo que sentí cuando empecé a salir con mi esposa, los dos estábamos enamorados de Dios y de su obra, él fue el que nos unió. A mí me gustó mi esposa porque sentía que ella «había estado con Jesús».
Te hago una pregunta: ¿qué efecto ha producido en tu vida el pasar tiempo con ciertas personas? Pero también, ¿qué efecto produce tu propia vida sobre otros?
Lo que sucedió con Pedro y Juan en Hechos 4:13 cuando gobernantes y autoridades quedaron impactados por la manera en la que ellos hablaban fue el fruto de sus tiempos con Dios, y es lo mismo que nos puede pasar a nosotros si pasamos tiempo con él. Recuerda, orar es simplemente pasar tiempo con Dios.
Los discípulos pasaron tiempo con Jesús
La Biblia nos muestra que los discípulos caminaron con Jesús durante largos trayectos, y mientras caminaban, hablaban.
Cada mañana cuando se despertaban e iban a tomar café, veían que Jesús oraba y pasaba tiempo con Dios el Padre. «Muy de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, Jesús se levantó, salió de la casa y se fue a un lugar solitario, donde se puso a orar» Marcos 1:35 (NVI).
Lucas 22:39 dice que otra costumbre que Jesús tenía era ir al monte de los Olivos a orar, y en Lucas 6:12 vemos que Jesús pasó toda la noche orando, por eso los discípulos se dieron cuenta que la oración era muy importante para él. Jesús no hacía nada si el Padre no lo guiaba a hacerlo.
«Entonces Jesús explicó: “Les digo la verdad, el Hijo no puede hacer nada por su propia cuenta; solo hace lo que ve que el Padre hace. Todo lo que hace el Padre, también lo hace el Hijo”» Juan 5:19.
Los discípulos aprendieron a sanar a los enfermos y a echar fuera demonios viendo cómo lo hacía Jesús. Cuando no pudieron echar fuera un demonio le preguntaron en privado: «… —¿Por qué nosotros no pudimos expulsar el demonio? —Ustedes no tienen la fe suficiente —les dijo Jesús— … » Mateo 17:19-20.
También aprendieron a hablar y a predicar, viendo y oyendo a Jesús hablar. «La gente quedó asombrada de su enseñanza, porque lo hacía con verdadera autoridad, algo completamente diferente de lo que hacían los maestros de la ley religiosa» Marcos 1:22.
- Vieron que Jesús no se intimidaba ante los fariseos y ante las autoridades, y eso los empoderó para hacer lo mismo (Hechos 4:13).
- Lo vieron caminar sobre el mar, por eso sabían que Jesús ¡realmente era el Hijo de Dios! (Mateo 14:33).
- Sus discípulos también vieron a Jesús comiendo con publicanos y con pecadores, aprendieron lo que hacía y su manera de relacionarse con ellos.
- Lo vieron morir en la cruz y también lo vieron resucitado, por eso supieron que solo hay salvación en Jesús.
- Lo vieron como el Hijo del Hombre (su humanidad) y como el Hijo de Dios (su divinidad).
- Vieron su humanidad, lo vieron comer, dormir, triste, feliz, enojado, llorando…
- Vieron su divinidad, «y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad» Juan 1:14 (NVI).
- Aprendieron a tener misericordia cuando vieron que Jesús amó y perdonó a la mujer que lavó sus pies, también fueron testigos del momento cuando defendió a la prostituta que los fariseos querían apedrear (Juan 8:1-11).
¿Por qué menciono todo esto? Porque orar es ver con nuestros propios ojos lo que los discípulos vieron, es leer los Evangelios y pedirle al Espíritu Santo que nos revele lo que pasó para poder aplicarlo a nuestro tiempo.
Tomado del Libro: La Oración es la Clave del Exito| Andres Corson