es el nombre de una ciudad cananea de la antigua región de Samaria, situada en el centro de la tierra de Canaán, al noroeste de Ai por el camino para Siquem, a 30 kilómetros al sur de Silo y a unos 16 kilómetros al norte de Jerusalén.
Betel es la segunda ciudad más mencionada en la Biblia. Algunos la identifican con la aldea palestina de Beitin y otros con el asentamiento israelí de Beit El.
Betel fue el lugar donde Abraham construyó su altar cuando llegó por primera vez a Canaán (Génesis 12:8; Génesis 13:3). Y en Betel Jacob vio una visión de una escalera cuyo extremo tocaba el cielo y los ángeles subían y bajaban (Génesis 28:10-19).
Por esta razón Jacob tuvo miedo, y dijo: «¡Cuán terrible es este lugar! No es otra cosa que casa de Dios, y puerta del cielo» y llamó Betel al lugar que era conocido como «Luz» (Génesis 35-15).
Betel también era un santuario en los días del profeta Samuel, quién allí juzgaba al pueblo (1 Samuel 7:16; 1 Samuel 10:3). Y fue el lugar donde fue sepultada Débora, la nodriza de Rebeca, esposa de Isaac.
Betel fue el lugar de nacimiento de Hiel, quien trató de reedificar la ciudad de Jericó (1 Reyes 16:34).
Cuando Betel aún no pertenecía al pueblo de Israel, Josué debió batallar contra el rey de Betel, y otros reyes y los venció (Josué 12-16).
Cuando el pueblo de Israel había tomado posesión de la tierra prometida, en la repartición por tribus fue asignada a la Tribu de Benjamín (Josué 18-22), pero en tiempos posteriores perteneció a la Tribu de Judá (2 Crónicas 13:19).
Fue uno de los lugares donde permaneció el Arca de la Alianza, símbolo de la presencia de Dios.
En Betel el profeta Samuel juzgaba al pueblo.
Después el profeta Eliseo subió de allí a Betel; y mientras subía por el camino, unos muchachos salieron de la ciudad y se burlaban de él, y le decían: «¡Sube, calvo; sube, calvo! Cuando él miró hacia atrás y los vio, los maldijo en el nombre del Señor. Entonces salieron dos osas del bosque y despedazaron de ellos a cuarenta y dos muchachos» (2 Reyes 2:23).
Después de la división del reino de Israel, Jeroboam I, rey de Israel mandó erguir un becerro de oro en Betel (1 Reyes 21:29) que fue destruido por Josías, rey de Judá, muchos años después (2 Reyes 23:15).
Betel fue también un lugar donde se agruparon algunos de los exiliados de Babilonia que regresaron a Israel en el año 537 a.C. (Esdras 2:28).
El profeta Oseas, un siglo antes de Jeremías, se refiere a Betel con otro nombre: «Bet-Áven» (Oseas 4:15; Oseas 5:8; Oseas 10:5-8), que significa 'Casa de Iniquidad', 'Casa de la Nada', 'Casa de Vanidad', 'Casa de Nulidad', esto es, de los ídolos.
En Amós 7:12-13 el sacerdote Amasías dice a al profeta Amós que huya a Judá y no profetice más en Betel porque es santuario del rey, y cabecera del reino.
El profeta Jeremías afirma que «la casa de Israel se avergonzó de Betel» (Jeremías 48:13), debido a su idolatría y, específicamente, al culto al becerro de oro.
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