Cavidad para la recogida del agua de la lluvia o de manantiales; en ocasiones se llevaba agua de ellos, mediante canales, hasta la ciudad o los huertos (Ec. 2:6; Eclo. 24:40).
Los estanques de Betesda, Siloé y de Gihón se hallaban en la periferia de Jerusalén.
Gabaón, Hebrón, Samaria y Hesbón poseían también estanques (2 S. 2:13; 4:12; 1 R. 22:38; Cnt. 7:5).
Seguramente que se debe identificar el estanque del Rey (Neh. 2:14; 3:15; 2 R. 3:20) con el de Siloé (Jn. 9:7), en cuyas proximidades se hallaban los huertos del rey (2 R. 25:4; Jer. 39:4; 52:7).
Con toda probabilidad, este parque se hallaba justo afuera de las murallas, irrigado por los excedentes del estanque de Siloé.
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