EL LLAMAMIENTO A DIOS. Bosquejos Biblicos para Predicar Hechos 4:23-31
«Y puestos en libertad, vinieron a los suyos.» Es un viejo dicho que «los pájaros de un mismo plumaje vuelan juntos». Así como cuando se libera a la aguja de una brújula de todo estorbo, señalará al Norte, de igual modo estos corazones encendidos con la misma llama espiritual serán poderosamente atraídos unos a otros.
Este amor por aquellos que aman al Señor constituye una evidencia de relación espiritual, y una marca de separación del mundo. Tan pronto como Pedro y Juan hubieron contado lo sucedido, todos huyeron en oración a su ciudad de Refugio, que era el Dios de su Señor Resucitado. La oración es el secreto de toda fuerza y consolación, mientras como siervos sufrimos por su nombre. Observemos algunas cosas acerca de este llamamiento:
I. Fue con fe. «Soberano Señor, T⁄ eres el Dios.» No oraron a un espacio vacío, sino que se dirigieron al mismo oído de Dios. «Es preciso que el que se acerca a Dios, crea que existe.» El Dios de ellos era el Dios que hizo «el cielo, la tierra y el mar, y todo lo que en ellos hay». El Dios de la creación, no de la evolución.
II. Fue unido. «Alzaron unánimes la voz a Dios» (v. 24). Ya habían comprobado el valor de la oración unida. Ellos confiaban que volverían a ver su poder. Parecían nunca olvidar las palabras de su ahora glorificado Maestro: «Si dos de vosotros se ponen de acuerdo», etc. (Mt. 18:19). La oración creyente unida es una de las más poderosas armas que Dios ha puesto al alcance de su pueblo. Cada Iglesia, por pequeña que sea, tiene esta espada de poder conquistador colgada de su cinto. ¡Ah, si fuera desenvainada! ¡Qué pena que haya estado tanto tiempo durmiendo en la funda de la incredulidad!
III. Fue escritural (vv. 25-28). Estos hombres santos de Dios, poseídos por el mismo Espíritu que enseñó a los profetas de la antigüedad, no temen
ni se avergüenzan de hacer mención de David como autor del Salmo 2, o de interpretar sus palabras como el testimonio infalible del Espíritu Santo. Dará poder a nuestras peticiones que la Palabra de Dios more ricamente en nosotros. La Biblia Polícroma es la horca de la que aún habrá de colgar la Alta Crítica.
IV. Fue concreto. «Y en lo de ahora, … concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra» (v. 29). ¿Cómo podían ellos hablar la Palabra de Dios con denuedo, si no sabían con certeza que era la Palabra de Dios? Ellos oraron por una respuesta inmediata, y la esperaban. «En lo de ahora.» Ellos extendieron sus necesidades así como Ezequías extendió la carta, y hubo una manifestación igual de repentina y abrumadora (Hch. 14:3).
Hay una gran diferencia entre recitar oraciones y hacer un llamamiento personal y directo a Dios por una presente declaración de su poder salvador.
V. Fue honroso para Cristo. «Que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Siervo Jesús» (v. 30).
Estaban más interesados en el honor de Cristo que en el honor de la Iglesia. Ésta es siempre una característica de vidas llenas del Espíritu. Si el NOMBRE de Jesús no recibe la preeminencia, no tendrán lugar señales y prodigios al extender Dios su mano. Nuestra autosuficiencia siempre detendrá la mano obradora de maravillas del Espíritu Santo.
VI. Recibió contestación. «Cuando acabaron de orar, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios» (v. 31). Ser lleno con el Espíritu es la respuesta de Dios a todas nuestras necesidades como sus siervos y testigos. Hay una gran diferencia entre proclamar la Palabra de Dios, y dar las opiniones de los hombres acerca de ella. Lo primero es trigo, lo segundo, paja (Jer. 23:28). El orden aquí es Sugerencia, Oración, Conmoción, Llenura y Testimonio.