Bosquejos biblicos para predicar el evangelio. Un bosquejo biblico contiene toda la estructura de una predicacion. Bosquejos para predicar por temas y libros de la Biblia.
El llamamiento de Dios puede llegar aunque podamos no haber tenido una experiencia personal de Dios. Y Samuel no había conocido aún a Jehová. Creía en Él, pero hasta ahora no había tenido tratos personales con Él
Habrá una renovación de los ambientes naturales. He aquí que yo crearé unos nuevos cielos y una nueva tierra. La gloria de esta nueva creación será tal que de lo primero no habrá memoria, ni vendrá más al pensamiento.
Una vida de humildad delante de Dios. Te ha traído Jehová tu Dios para afligirte. Nunca escogeríamos por nosotros mismos el camino de la humillación. Ser humillados es precisamente ser puestos en aquella posición
Si David danzó de gozo cuando pensó en todo lo que se significa por el arca con nosotros, ¡cuánto más deberíamos nosotros cuando pensamos en todo lo que significa Cristo en nosotros!
Por el Espíritu somos primero bautizados en Cristo, y luego por Cristo somos bautizados con el Espíritu. Observemos por un momento qué implica este bautismo en Cristo
Cuando los fariseos injuriaron al ciego cuyos ojos el Señor había abierto, diciendo: Tú eres discípulo de ése; pero nosotros somos discípulos de Moisés, significaban que Él había estado con Jesús y aprendido de Él.
Observemos las varias etapas en su destacable experiencia. Hubo: I. Enfermedad. Estaba enfermo uno. El que amas está enfermo. Amado por el Señor, pero azotado por una enfermedad.
Pero no vivimos para comer y beber; comemos y bebemos para poder vivir para la gloria de Dios. Como siervos de Cristo, lamamos agradecidos de los pozos que Dios, en su providencia, pueda abrir ante nosotros por el camino
Señor, no siempre quisiéramos traerte, Quejas y gemidos, sollozos y suspiros; Quisiéramos gozosos cantar delante de Ti Sobre nuestros éxtasis surgidos de tu Cruz. Contar las muchas bendiciones que gozamos es una cosa excelente para barrer las nubes de las amortecedoras ansiedades
También tenemos que confesar nuestra insensatez: la de entrar en la ciénaga y tratar de salvarnos mediante desesperados esfuerzos. Dios lo sabe, por tanto, no intentes ocultarlo.
La Iglesia, como su Cuerpo, es la prueba visible de su presencia. Yo no puedo ver tu espíritu; tampoco puedes ver tú el mío; pero nuestros cuerpos son igualmente visibles.